En Colombia pareciera que la justicia no aplica con la misma fuerza para todos. La reciente condena en primera instancia al expresidente Álvaro Uribe Vélez debería ser un hecho histórico que reafirme que la ley está por encima de cualquier persona, sin importar el poder, el dinero o los seguidores que tenga. Sin embargo, lo que vemos hoy es un espectáculo que confirma que en este país todavía hay ciudadanos más iguales que otros. Mientras cualquier preso en modalidad de casa por cárcel enfrenta restricciones claras, limitaciones de comunicación y un control estricto por parte de las instituciones, el reo Álvaro Uribe Vélez continúa como si nada, publicando en redes sociales, opinando sobre la coyuntura nacional, perfilando adversarios, lanzando acusaciones sin pruebas, difundiendo bulos y, en últimas, burlándose de la justicia y del país entero. Es un insulto a la sociedad colombiana que un condenado por manipulación de testigos y fraude procesal siga usando sus plataformas digit...