Por Juan D. Rivero Era el año 2007. Yo estaba en séptimo semestre de licenciatura en idiomas extranjeros, inglés, y había aplicado para un intercambio en los Estados Unidos. Quise aventurarme para practicar el idioma. Desafortunadamente, no me preparé lo suficiente para esa odisea. En primer lugar, era fundamental saber conducir, porque iba a estar a cargo de menores de edad como au pair. La verdad, en ese tiempo las clases de conducción fueron cortas y casi no tuve práctica; obtener mi licencia fue un trámite limitado. Ese fue uno de los ingredientes del fracaso de mi aventura en los United States. El no saber manejar implicó que la primera familia donde llegué decidiera prescindir de mis servicios y devolverme a la compañía. Yo estaba desesperado, no quería regresar a Colombia después de apenas un mes de haber llegado. La empresa me ofreció otra familia en Memphis, Tennessee: una madre soltera con dos hijos, uno de 19 años y otro de 5, que sería mi responsabilidad. Le acl...