Mal que bien tenemos nuestros orígenes, nuestras costumbres y nuestra cultura; mal que bien culpables no podemos ser, mal que bien así es la vida, mal que bien es nuestro deber disfrutarlas o condenarlas. Lo que para unos puede ser considerado una práctica denigrante, para otros es folclor, es “lo que somos”. La primera y única vez que asistí a una corraleja fue algo sin importancia porque me dormí y solo recuerdo eso. Ayer contemplaba un video de las corralejas que se celebran en Ciénaga de Oro, municipio de Córdoba, Colombia, y no sabía que pensar ni sentir. ¿Es folclor un matoneo a un animal enfrentado a una multitud? ¿Es cultura herir a este mismo? ¿Es folclor arriesgar la vida para nada? Sinceramente sin el ánimo de ofender, las corralejas son algo que debe terminar, los invito a buscar en youtube estas corralejas y observen lo sucio e inseguro que es el lugar donde se realizan, lo arriesgado que es participar en estas y lo mal que la pasan estos pobres animales que les toco ser la diversión de una masa morbosa que siente placer cuando el toro embiste a uno de los cientos de participantes de la corraleja con el riesgo de causarle hasta la muerte. Y mientras personas de escasos recursos se juegan la vida y matonean a un toro, en los palcos los ganaderos y personas que pueden pagar la entrada a este “espectáculo” se embriagan y se “divierten” a costa de los pobres y el toro.
Yo solo imagino cómo se sentirán las familias de los que ingresan a estas corralejas cuando les avisan que un toro acabo con la vida de un hijo, un padre o un hermano porque no he visto la primera mujer que ingrese, o que está en urgencias. Pero lo que hace las “costumbres” de mi tierra.
Lo único bueno de las corralejas es la música, el “porro” de las sabanas cordobesas que acompasan estas correrías, pero para escuchar música no es necesario tener un toro perseguido y perseguidor y una masa expuesta a una muerte sin motivo al mejor estilo Romano. Bueno y así como empecé termino escribiendo, bueno copiando y pegando más bien “Mal que bien tenemos nuestros orígenes, nuestras costumbres y nuestra cultura; mal que bien culpables no podemos ser, mal que bien así es la vida, mal que bien es nuestro deber disfrutarlas o condenarlas”
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