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Petro no es comunista (Parte II)



Al Gobierno del Cambio hay que mirarlo sin sesgos ideológicos, sin el lente empañado de la polarización. Hay que verlo desde la empatía y el sentido común. El sentido común de querer que las personas más vulnerables reciban dignidad. Pienso en esas familias que fueron desplazadas por la violencia durante décadas y que hoy, por primera vez, reciben tierras para cultivar gracias al trabajo de la Agencia Nacional de Tierras bajo la dirección de Felipe Harman. Ese único hecho, por sí solo, justificaría mi voto por este gobierno: la materialización de una reforma agraria que ningún otro presidente tuvo la voluntad de iniciar.


Colombia es un país con vocación agraria. El campo es origen y raíz: de la transición del nómada al sedentario surgieron la agricultura, el cultivo de alimentos, la cría de animales, la vida en comunidad. De ahí surgió también la ciudad. Y, sin embargo, ese paraíso terrenal sigue siendo el lugar más olvidado. Como maestro rural, he vivido tanto las carencias como la belleza de ese paisaje indescifrable. Y sé que allí está el verdadero motor de nuestra sociedad. El reto es enorme: reducir la pobreza rural, motivar a las nuevas generaciones a permanecer en el campo, a innovar con técnicas sostenibles, a usar abonos orgánicos que cuiden el medio ambiente.


Decir que Gustavo Petro es comunista es una de las armas más recurrentes de la oposición. Pero no nos dejemos llevar por etiquetas fáciles. Analicemos con datos, revisemos estadísticas, contrastemos información. Un estado del arte, como lo llamamos en la investigación académica, demuestra que Colombia es uno de los países más desiguales del mundo (Banco Mundial, 2022). Y querer justicia social no nos convierte en comunistas ni en dictadores: es simplemente un reclamo de humanidad.


Entiendo la inconformidad que generó el aumento en el precio de la gasolina. Fue una decisión impopular, y muchos de quienes apoyaron a Petro le retiraron su respaldo por ello. Pero pensemos con frialdad: ¿acaso un presidente de izquierda, que sabía que esa medida le costaría popularidad, la habría tomado si hubiera tenido otra alternativa? Difícilmente. Gobernar no es agradar: es asumir decisiones duras, muchas veces ingratas.


A esto se suma que este gobierno ha tenido al Congreso en su contra, con escaso apoyo institucional. Y aun así, ha intentado sacar adelante reformas que buscan garantizar derechos básicos, como un ingreso mínimo para adultos mayores sin pensión. En un país donde millones de personas no pueden garantizar un plato de comida al día, ¿es comunismo hablar de un mínimo vital? ¿O es más bien sentido común?


Los medios masivos, concentrados en manos de un puñado de empresarios, han intentado instalar el relato del “comunismo” como un fantasma. Lo han hecho desde hace décadas, moldeando percepciones y defendiendo intereses de élites que históricamente se han beneficiado de la concentración de la riqueza y del poder político (O’Connor, 2009; Ramírez, 2018). No se trata de desconocer el papel del periodismo, sino de recordar que “la prensa nunca es neutral: responde a las agendas de quienes financian la tinta” (Martín-Barbero, 2003).


En últimas, este texto no busca adoctrinarte, sino invitarte a pensar, a salir de la matriz del relato que repiten las élites. Pregúntate: ¿a quién beneficia realmente que el miedo al comunismo siga siendo el argumento central? ¿A la señora desplazada que recibe tierras? ¿Al campesino que puede sembrar sin miedo a ser despojado? ¿O a los que siempre han gobernado desde la comodidad de sus negocios, temerosos de perder privilegios?


Como sociedad tenemos una deuda con la empatía, esa virtud que cada vez es más escasa en el mundo. No se trata de estar “a favor” o “en contra” de Petro: se trata de entender que la justicia social es un derecho, no un insulto.



Referencias

Banco Mundial. (2022). La desigualdad en América Latina: desafíos y oportunidades. Washington D.C.: World Bank.

Martín-Barbero, J. (2003). Oficio de cartógrafo: Travesías latinoamericanas de la comunicación en la cultura. Fondo de Cultura Económica.

O’Connor, J. (2009). Estado y capitalismo en la sociedad contemporánea. Siglo XXI Editores.

Ramírez, M. (2018). Colombia: desigualdad, violencia y democracia. Universidad Nacional de Colombia.


Juan D. Rivero Raillo

El profe Juancho 

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