El mandado de Abelardo… aquí su verdadera intención de ser presidente.
Por Juan David Rivero Raillo
No se quiere ser presidente por amor a un país que se desprecia.
No se quiere ser presidente de una nación que se llama “de cafres”.
No se quiere liderar a un pueblo al que se mira por encima del hombro.
No se quiere gobernar lo que nunca se ha querido comprender.
Cuando alguien habla de “dineros ilegales”, no habla de abstracciones.
Habla de realidades concretas: narcotráfico, minería ilegal, testaferros, fortunas que no duermen tranquilas, capitales que necesitan manos limpias para parecer limpios.
Habla de plata que no quiere ruido, que no quiere juicios, que no quiere memoria.
Y entonces aparece el personaje.
No el personaje construido para cámaras.
No el patriota de libreto.
No el actor de frases grandilocuentes.
Sino el que aparece cuando se apagan los micrófonos.
El que desprecia la cultura.
El que desprecia la comida.
El que desprecia la gente.
El que desprecia el país.
Ese es el verdadero.
Y no se busca el poder por vocación.
No se busca el poder por servicio.
No se busca el poder por historia.
Se busca el poder por encargo.
Se busca el poder como mandato.
Se busca el poder como trámite.
No se quiere ser presidente para transformar.
Se quiere ser presidente para ejecutar.
No se quiere ser presidente para sanar.
Se quiere ser presidente para legalizar.
No se quiere ser presidente para liderar.
Se quiere ser presidente para servir a quienes no pueden mostrarse.
Porque nadie cambia de alma de la noche a la mañana.
Nadie pasa de despreciar un país a querer salvarlo por milagro.
Nadie pasa de la burla al sacrificio por iluminación.
Nadie pasa de la arrogancia al servicio por revelación.
Y cuando alguien que nunca hizo trabajo comunitario quiere gobernar.
Y cuando alguien que nunca marchó por una causa quiere mandar.
Y cuando alguien que nunca alzó la voz por una injusticia quiere dirigir.
La pregunta no es si puede.
La pregunta es a quién responde.
Tal vez no se trata de ambición.
Tal vez no se trata de ego.
Tal vez no se trata de vanidad.
Tal vez se trata de un mandado.
Y cuando el poder se busca sin amor,
cuando se busca sin pueblo,
cuando se busca sin historia,
cuando se busca sin raíces…
no es liderazgo lo que viene,
es administración de intereses.
Y eso, al final, es lo único que sí resulta coherente.
#abelardodelaespriella #politicacolombiana
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