El silencio que huele a complicidad
Por Juan David Rivero Raillo
#Opinión #MusaBesaile #MilenaFlores #RoyBarreras #Alejovergel #Frenteamplio #Unitarios
Increíble lo que está pasando en Córdoba. Increíble pero no sorprendente. Porque aquí la prensa local y cierta clase política se han especializado en practicar un silencio tan conveniente que ya parece estrategia empresarial. Un silencio rentable. Un silencio que protege clanes, acomoda titulares y maquilla vergüenzas.
Hoy la vergüenza tiene nombre:
la inclusión de la esposa de Musa Besaile en la lista al Senado del partido La Fuerza de la Paz, avalada políticamente por Roy Barreras.
Hablemos claro, sin presunciones, sin eufemismos y sin miedo:
Musa Besaile no es un “investigado”.
No es un “señalado”.
No es un “posible implicado”.
Es un condenado.
Condenado por el cartel de la hemofilia, el esquema que desvió recursos de la salud de miles de colombianos.
Condenado por el cartel de la toga, con sobornos pagados para frenar procesos judiciales.
Con nexos paramilitares ampliamente expuestos en decisiones judiciales.
Delitos comprobados. Hechos documentados. Nada opinable. Nada “en veremos”.
Y, aun así, Roy Barreras decidió abrirle la puerta del progresismo —sí, del “progresismo”— a la esposa de un hombre que saqueó la salud, la justicia y el departamento.
¿Y la prensa local?
Silencio total.
Ni una línea.
Ni una incomodidad.
Ni un análisis básico sobre la incoherencia monumental de meter a un clan condenado dentro de una lista que dice ser progresista, ética, renovadora y de la gente para la gente.
El cuarto poder convertido en un cuarto de servicio del poder económico local.
Tristeza ajena.
Pero más grave aún es el silencio de los demás candidatos de esa lista.
¿Dónde están sus voces?
¿Dónde está la indignación que tanto pregonan en redes?
Luis Carlos Leal, exsuperintendente de salud, ¿ninguna opinión sobre una lista que incluye a la familia de uno de los mayores depredadores de la salud en Colombia?
Alejo Vergel, influencer político que denuncia corrupción todos los días… ¿hoy sin video?
Angélica Monsalve, reconocida por enfrentar mafias… ¿hoy sin columna?
Fabio Arias, presidente de la CUT, defensor de derechos… ¿hoy sin pronunciamiento?
Todos callados.
Todos cómodos.
Todos mirando al techo.
Y mientras tanto, Roy Barreras sigue sin decir una sola palabra. Ni una explicación. Ni un contexto. Nada.
Silencio que huele.
Silencio que pesa.
Silencio que dice más que cualquier comunicado.
¿Este es el cambio, señor Roy?
¿Este es el Frente Amplio para campesinos, jóvenes, mujeres, comunidad LGBTIQ+, trabajadores y excluidos?
¿Una lista con clanes condenados escondidos entre discursos de renovación?
Porque si este es el modelo de “unidad”, entonces lo que están construyendo no es un Frente Amplio:
es un Frente Ambiguo.
Un Frente Cómodo.
Un Frente de Silencios.
Y lo peor es que lo hacen creyendo que la gente no se da cuenta.
Que en Córdoba seguimos en la época en la que bastaba un titular maquillado y un noticiero mudo para que el feudo se mantuviera intacto.
La prensa local podrá callar.
Los candidatos podrán mirar para otro lado.
Roy podrá seguir recitando a Maquiavelo para justificar sus alianzas.
Pero los hechos son los hechos.
Y una lista que mete al musismo por la puerta de atrás no es renovación.
Es la vuelta a lo mismo de siempre.
Y eso, señor Roy, no es fuerza de la paz.
Eso es fuerza del silencio.
Y del silencio, siempre, nace la complicidad.

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